Londres es siempre un destino atractivo, también si se viaja con niños como ha sido nuestro caso. Especialmente por eso, habíamos planificado todo al milímetro. Habíamos anotado incluso el tiempo estimado en cada destino, los metros, buses y paradas que había que hacer en cada caso. Pero, a pesar de llevar una planificación tan minuciosa, también hubo sorpresas.
Justo en uno de los accesos al magnífico Tower Bridge, pegadito a una de sus paredes, encontramos un restaurante donde reponer fuerzas y descansar brevemente. ¡Todo un hallazgo!¡Todo un regalo!
La ambientación era impecable. La mesa de madera, sin ningún tipo de mantel pero, ¡tan vestida! El rojo era el color que marcaba el ambiente. Los vasos rojos, las servilletas de lino blanco, con vainica roja, el magnífico abeto navideño, y grandes adornos en la zona central del local. Además otros detalles como la cerveza, servida en vasos de porcelana de diferentes colores y el agua en botellas de cristal, contribuían a crear un ambiente muy cuidado y sugerente.
La comida fue estupenda y para terminar, un espresso macchiato.Y como no podía ser de otro modo, con su nota de color, ROJO.
Buen fin de semana!
Kisses, p
Pi! necesito que volvamos porque en el post echo de menos una imagen de unos zapatos maravillosos de cordones.
ResponderEliminarQue lejos está...
Besos
Pi
Absolutamente! Tenemos que volver!!! y sí, es cierto que falta la imagen de esos estupendos zapatos. Volveremos a por ella ;-) Besos, p
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